Este invierno, el hielo en el Antártico cubrió 19.47 millones de km2, representando un incremento en su extensión del 3.6% en comparación al promedio anual entre 1981 y 2010. Ésta parece ser una
tendencia a la alza, contrastando con el declive en el hielo Ártico (este año, estuvo un 18% por debajo del promedio anual entre 1981-2010).
Lo primero a entender, es que el hielo marino es diferente al hielo continental asociado a los glaciares, los icebergs y las plataformas polares de hielo. El hielo continental se forma gradualmente, a partir de la compresión de nieve, durante miles de años y llega a medir cientos de metros de profundidad. En cambio, el hielo marino es delgado, con un grosor de 1m a 2 m, y se forma en la superficie del océano en los meses más fríos. Debido a que flota, es empujado por el viento y las corrientes marinas.
En segundo lugar, es importante saber que el sistema climático en el Ártico y en el Antártico es muy diferente, particularmente en lo que corresponde al hielo. En el Ártico, el hielo es rodeado por continentes. En cambio en el Antártico, el hielo está a la merced del Océano Austral . Cada año, el hielo en el polo sur se expande y contrae de 4 millones de km2 a 19 millones de km2, experimentando uno de los cambios estacionales más importantes de la superficie terrestre.
El aumento en la intensidad de los vientos alrededor del Océano Antártico, un incremento en la precipitación (tanto en forma de lluvia como de nieve), y el enfriamiento de las aguas marinas causado por el derretimiento del hielo continental, especialmente los icebergs, han contribuido a la creciente extensión del hielo marino en el polo sur.
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